Las fuertes lluvias de la tarde del miércoles 6 de noviembre paralizaron nuevamente Bogotá, especialmente en el norte, donde la Autopista Norte colapsó a la altura de la calle 200. En esta zona, las inundaciones generaron trancones monumentales que han dejado a miles de ciudadanos atrapados por horas, bloqueando el paso hacia los municipios aledaños y dificultando el transporte en varias rutas escolares.
La concesionaria Ruta Bogotá Norte alertó a sus usuarios sobre la detención total de la movilidad en la autopista debido a los encharcamientos, situación que se ha convertido en una constante durante la temporada de lluvias en la ciudad. Usuarios de redes sociales reportaron tiempos de hasta dos horas y media para cruzar la salida del norte de Bogotá, mientras que la Alcaldía de Chía notificó la cancelación de las rutas hacia la calle 170, aumentando la desesperación de conductores y peatones que intentaban desplazarse.
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El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, indicó en su cuenta de X que las emergencias por lluvias afectaron 26 puntos en la ciudad, siendo Usaquén, Suba y Ciudad Bolívar las localidades más impactadas. Además de la Autopista Norte, otras vías principales como la carrera 7.ª entre las calles 152 y 189 se vieron afectadas, generando preocupaciones entre padres de familia cuyos hijos quedaron atrapados en rutas escolares o colegios.
Respuesta de las autoridades y equipos de emergencia
Galán aseguró que equipos del Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (IDIGER) y Bomberos de Bogotá están desplegados en los puntos críticos de la ciudad, trabajando en la evacuación de los estudiantes y en la habilitación de vías. No obstante, la situación se ha complicado en algunos sectores debido al desbordamiento de quebradas provenientes de los cerros orientales, lo que causó un flujo de agua que inunda ambos sentidos de la Autopista Norte.
Además, el sistema de transporte público también sufrió afectaciones: el TransMiCable suspendió temporalmente su operación por una alerta de tormenta eléctrica, mientras que el Aeropuerto El Dorado pausó sus vuelos debido a las malas condiciones climáticas.
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Polémica y críticas de la concejala Ana Teresa Bernal
En medio de esta situación de emergencia, la concejala Ana Teresa Bernal Montañéz criticó abiertamente la gestión del alcalde Carlos Galán, señalando la falta de una infraestructura adecuada y políticas preventivas para mitigar el impacto de las lluvias. Según Bernal, esta emergencia no es "casualidad", sino consecuencia de una "falta de gestión ambiental y de mantenimiento de la infraestructura", mencionando específicamente el sistema de alcantarillado de la ciudad, que colapsó ante las intensas lluvias.
A través de sus redes sociales, Bernal expresó que Bogotá necesita “políticas ambientales responsables”, y cuestionó las decisiones de la actual administración, especialmente en proyectos que, según ella, han afectado humedales y áreas naturales esenciales para el control de inundaciones. Estas declaraciones se producen en medio de una polémica entre el Distrito y el Ministerio de Ambiente, liderado por Susana Muhamad, quien ha demandado la suspensión de obras en la reserva Thomas Van der Hammen, un ecosistema que la ministra considera crucial para la sostenibilidad de la ciudad.
La emergencia por las fuertes lluvias en Bogotá es el reflejo de una ciudad que necesita urgentemente políticas ambientales responsables.
Es contradictorio que el alcalde @CarlosFGalan exprese preocupación mientras defiende proyectos que impactan humedales y reservas naturales,… https://t.co/Mm41DBgux7— Ana Teresa Bernal Montañéz (@anateresabernal) November 7, 2024
¿Cambio de prioridades? La necesidad de medidas estructurales
La emergencia ha reabierto el debate sobre la sostenibilidad de los proyectos urbanos en Bogotá y la importancia de adoptar políticas ambientales que prioricen la mitigación de riesgos climáticos. A medida que la capital crece, los expertos advierten sobre la necesidad de conservar ecosistemas naturales como los humedales y las reservas, que ayudan a absorber grandes volúmenes de agua y previenen situaciones de encharcamiento y desbordamiento.
El alcalde Galán ha defendido algunos de los proyectos viales impulsados durante su gestión, argumentando que mejorarán la movilidad de la ciudad; sin embargo, las críticas como las de Bernal Montañéz reflejan una creciente preocupación por los efectos ambientales y climáticos de estas obras. En medio de esta coyuntura, la administración distrital enfrenta el reto de encontrar un equilibrio entre el desarrollo urbano y la conservación del entorno natural, especialmente en una ciudad que cada vez más sufre los efectos del cambio climático.
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