Por Pablo César Guevara
Jefe de emisión de RTVC Noticias
El hoy gerente de RTVC se ha convertido en el tema predilecto de artículos, comentarios y “confidenciales” periodísticos que aunque sin reato atentan contra el debido proceso de una persona absuelta en las indagaciones que han sido abiertas en su contra, buscan enlodar y mancillar el nombre de un reconocido profesional que ha sacado a la luz grandes y reveladoras historias en un país que se queda en titulares y verdades a medias.
De paso se ha convertido en el “chivo expiatorio” de un gremio hipócrita que, sin estar libre de culpa, “tira la piedra y esconde la mano”.
Historia I
"El tipo me apretujó contra una pared tratándome de besar a la fuerza. Yo me negué. Y se sintió herido en su orgullo. Años después me la cobró cuando en una diferencia editorial sobre cuáles periodistas debían salir en una transmisión de un canal televisivo, intrigó con los jefes para que me echaran. Y así fue".
Historia II
"Yo soy de una ciudad intermedia de Colombia. Estudié periodismo y había una página web donde uno podía aplicar para hacer sus prácticas. Se me hizo extraño que un director de un medio en Bogotá me llamara personalmente. Pero me emocioné mucho por la posibilidad de tener una nueva experiencia en una ciudad distinta a la mía en algo que amo tanto como es el periodismo. Pasados unos meses me metió a su oficina y me manoseó. Salí llorando de ese lugar. Y lo único que quería era irme de ahí corriendo de vuelta a mi ciudad. Qué decepción".
Historia III
"Mi sueño era trabajar en ese noticiero. Después de luchar y hacer llamadas a conocidos y amigos me dijeron que me iban a dar la oportunidad de trabajar allá en las redes sociales. Pero una vez llegué allí se convirtió en una pesadilla. Tenía un jefe de redacción que empezó con comentarios abusivos y subidos de tono. '¿De qué color será tu ropa interior? Mira que si yo la pudiera ver, podría irte mejor y ascender más rápido'. Al final me tocó irme".
Historia IV
"Sus comentarios cuando me 'chiveaban', eran que yo no servía para nada. Qué quién me había dicho que yo era periodista. Y no me bajaba de imbécil. Cada vez que podía me humillaba en los consejos de redacción, mostrándome como un mal ejemplo y presionándome psicológicamente para que renunciara. Y ese tipo asqueroso ahora es uno de los jueces morales de este país. Además es un acomplejado que se odia a sí mismo por su pasado de pobreza y marginación".
Historia V
"Yo salí con un gran daño psicológico de ese noticiero. Siempre que me llamaba el director al teléfono sabía que lo hacía para destruirme la autoestima, ofenderme y meterse hasta con mi mamá. La verdad después de esa experiencia tortuosa dudé en seguir siendo periodista, pero meses después alguien me dijo que en otro medio había una vacante. Mandé mi hoja de vida y me contrataron. Siempre que me sonaba el celular con una llamada del nuevo jefe se me acelaraba el corazón y pensaba que se iba venir una andanada de humillaciones. Pero era mi trauma. Hoy aún sigo siendo periodista".
Historia VI
"El tipo es un consumidor de droga frecuente. Había días que tenía unos cambios muy bruscos de ánimo en cuestión de minutos. Pero que tal el hipócrita. Cada vez que puede sale a decir que 'terrible que hayan crecido los cultivos ilícitos y que las autoridades no hagan nada por remediar el problema'". Ojalá algún día se quite la máscara".
Historia VII
"La señora es de la que todos los días sale a decir que primero Dios, la familia y los niños con sus papás. Pero cuando pudo destruir hogares para lograr sus fines no le importó nada, ni siquiera enredarse con los esposos de sus colegas. Qué miedo gente así y diciéndole a un país cómo se debe comportar".
Historia VIII
"Llevaba varios días haciendo una investigación y salieron unos nombres de personajes de alto nivel que hacían que el caso de corrupción fuera más interesante y complejo. Y ya cuando tenía todo listo lo fui a ofrecer al consejo de redacción. Allá me dijeron: 'Olvídelo. Nosotros con los jefes y anunciantes no nos podemos meter'. Y la nota nunca salió".
HIstoria IX
"Ese señor durante años estuvo al servicio de organizaciones de delincuentes. Las noticias que publicaba eran pagadas por criminales que buscaban hacer negocios o desacreditar a las autoridades o a rivales con potenciales intereses en su sector. Y hacía parte de una rama del periodismo donde solo uno de esos colegas corruptos terminó en la cárcel. Hoy es de los que sale a decir que este país va por mal camino".
Historia X
“Corría el año 2010 en la Universidad de la Sabana y el señor era profesor. Y a las estudiantes de Comunicación Social y Periodismo, para podernos subir los puntos de las notas, nos empezaba a acosar ¿sí o no?”.
Podría quedarme escribiendo estas historias durante ocho días seguidos y seguramente el tiempo sería insuficiente. Durante más de 20 años de carrera periodística he escuchado estos y otros relatos una y otra vez. Y aunque podrían haberse quedado enterrados en el baúl de los recuerdos, la hipocresía, la doble moral y la falsa dignidad y entereza de algunos "referentes" del gremio quienes acusan a otros de comportamientos que ellos han realizado impunemente durante décadas, me lleva a traer de vuelta estas historias.
Todo por cuenta del enjuiciamiento mediático del que ha sido objeto el gerente de RTVC, Hollman Morris.
Confieso que antes de asumir mi trabajo como jefe de emisión en RTVC Noticias solo lo había visto una vez en mi vida. Siendo estudiante de periodismo fui a escucharle una conferencia en una universidad. Me llamaba la atención su arrojo, sus reportajes develando verdades, que otros ocultaban, sobre el conflicto interno en Colombia y el riesgo permanente en el que ponía su vida para que esas verdades salieran a flote y evitar así los relatos de perogrullo y los lugares comunes sobre la violencia en el país.
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Con base en su coraje y siendo aún estudiante, decidí que quería hacer mi tesis de grado sobre la problemática de los cultivos ilícitos en el territorio nacional. Pero no contando las versiones oficiales de entonces que mostraban a campesinos pobres como los villanos de una historia en la que más bien habían sido víctimas de violencia política, desplazamiento y muerte de sus seres queridos. Sospechaba que no estaban allá por gusto.
Me interné en el Putumayo y llegué hasta la frontera con Ecuador con una idea en la cabeza: "si Hollman pudo y salió vivo, yo también puedo". Y así lo hice de manera inconsciente porque a mi no me conocía nadie. Pero me di cuenta de que él tenía razón.
Después de vivir y quedarme durante varias semanas en una humilde vivienda de madera de una familia que había llegado allí desplazada del departamento del Huila, supe que la historia era más compleja que la del abordaje puritano de corte confesional de los “buenos” y los “malos” que nos contaban todos los días en algunos medios.
Y en los años siguientes, sin conocerlo y nunca haber hablado con él, y ya haciendo parte de numerosos medios privados en Colombia, seguí viendo sus informes e investigaciones en programas como 'Contravía' que llegaban a lugares recónditos y denunciaban hechos que hoy hacen parte de la verdad histórica del conflicto armado en Colombia.
Pero con él también entendí que acercarse demasiado a la verdad tiene un precio que algunos han pagado con el destierro, con la muerte o con el descrédito. Y según los registros de país que hoy conocemos, él se ha salvado de los dos primeros, pero no del tercero.
Como en el caso de Julian Assange de quien hoy nadie puede poner en duda las revelaciones de los horrores que ha vivido el mundo, a Morris tuvieron que buscar desacreditarlo con cuestionamientos de su vida personal.
Y aunque en el caso de Hollman todas las denuncias en su contra han sido archivadas por no encontrarse mérito para abrir investigaciones, no hay día que desde los voceros o referentes de un gremio, que es hipócrita y tiene rabo de paja, no dejen de seguir repitiendo los infundios que buscan descalificarlo o poner en duda su trayectoria.
Uno de los medios que más se ha obsesionado con Hollman Morris publicando cerca de seis artículos en menos de dos años es El País América, a través de la periodista Camila Osorio, quien lo ha convertido en tema predilecto de sus escritos con un mecanismo recurrente: las "fuentes anónimas". La paradoja es que en el pasado ella misma denunció "campañas de desprestigio" en contra del periodista a quien hoy ha convertido en blanco de hostigamiento permanente.
En sus escritos con artilugios, insinuaciones y suspicacias busca increpar y lapidar a Morris, lo que parece estar mediado por algún otro tipo más de obsesión que por un deseo de informar veraz e imparcialmente.
En un artículo publicado el 22 de abril de 2010 en el portal La Silla Vacía, titulado "Operación Bautizo: la historia de las operaciones criminales del DAS" la periodista Osorio (https://shorturl.at/kKqew) denunció que una de las víctimas de estas acciones del extinto organismo de inteligencia fue precisamente Hollman Morris, a través de la "Operación Puerto Asís":
"El objetivo de la Operación contra el periodista Hollman Morris era 'iniciar campaña de desprestigio a través de las siguientes acciones: comunicados, incluir en video de Farc'. El nombre de la operación también está relacionado con un discurso del presidente Uribe, quien, en junio de 2005, arremetió públicamente contra Morris, al señalarlo de 'hacer alianzas con el terrorismo para grabar atentados'".
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Y más adelante decía:
"Al periodista también le hicieron un video en el que lo presentaban como miembro del Bloque Internacional de las Farc, que repartieron en buses, universidades y barrios al sur de Bogotá".
Sin embargo, pasada más de una década desde la publicación de este artículo, Osorio pasó de denunciar la persecución de la que ha sido objeto el actual gerente de RTVC, y que lo ha llevado al exilio en dos oportunidades, a convertirse en punta de lanza de una narrativa permanente que cuestiona su idoneidad.
Incluso hay párrafos que repite en artículos diferentes. Por ejemplo: “'Mi sensación es que los periodistas de RTVC prefieren quedarse en la interinidad que con un gerente que haga más propaganda que periodismo', dice una de las periodistas de radio”.
¿Cuál es el objetivo de repetir la "misma declaración” en artículos publicados con meses de diferencia? ¿Qué idea se quiere reforzar?
Como respuesta a los cuestionamientos escribí un artículo llamado 'Los tribunales del rumor y las fuentes anónimas' (que se puede consultar en el siguiente link:
https://acortar.link/DZtwp0) y hablé con el director de El País América Jan Martínez Ahrens y con Juan Esteban Lewin, redactor en jefe de ese medio en Colombia, para que evaluaran la posibilidad de publicarlo. Al final no fue posible porque en su manual de estilo no estaba contemplado.
Igual hoy les haría una pregunta que me sigue rondando tras la publicación de los artículos en los que se cuestiona a Morris: ¿en su manual de estilo si se permite usar de forma indiscriminada las fuentes anónimas para reforzar prejuicios en contra de una persona?
El último artículo de “la saga” se denomina: "El megáfono de Hollman Morris: el gerente de RTVC es señalado de usar los medios públicos de Colombia para hacer propaganda política” y fue publicado el pasado 30 de septiembre. Allí, Osorio acudiendo a sus tradicionales fuentes anónimas vuelve a arremeter contra Morris con acusaciones de supuesto acoso laboral en la entidad.
Lo extraño es que en el balance natural que debería tener esa “investigación periodística” no consultó a otras voces que sí dan la cara y dicen lo contrario.
Es el caso de Ángela Arboleda quien fue promovida durante la administración de Morris como directora de Radio Nacional de Colombia quien en una carta publicada el pasado 30 de agosto dijo lo siguiente:
"Nunca en mi vida había sentido tanto miedo y presión, como la sentí entre enero y abril de este año, cuando la gerencia de entonces y la subgerencia de soporte corporativo del momento, obligaron a renunciar a nuestra anterior Subgerente de Radio y trajeron contratistas sin idoneidad a darnos órdenes de forma hostil, a maltratar a las personas de radio y a despedir (no darle continuidad) a periodistas con verdadero mérito para estar en la radio pública".
Ante la oleada de comentarios injustos e imprecisos, quiero pronunciarme como directora de la @RadNalCo , bajo la gerencia de @HOLLMANMORRIS "Él sabe que yo no soy una persona política, que soy técnica apasionada por la radio y me respeta, como ha respetado mi equipo" pic.twitter.com/xD388uN8Wm
— Ángela Mª Arboleda M. 🦋 (@MonaMuriel) August 31, 2024
Algo similar relata el jefe musical de Radio Nacional, Jaime Monsalve, en el siguiente trino publicado el pasado 30 de agosto:
“Suscribo, una por una, las palabras de Ángela. En 14 años en RTVC nunca había vivido zozobra, desazón e impotencia tales como las del primer semestre de 2024. A los colegas les pido: indaguen. Vayan hasta el fondo. Qué fácil resulta quedarse en la inquina por Hollman Morris”.
Suscribo, una por una, las palabras de Ángela.
En 14 años en @RTVCco nunca había vivido zozobra, desazón e impotencia tales como las del primer semestre de 2024.
A los colegas les pido: indaguen. Vayan hasta el fondo. Qué fácil resulta quedarse en la inquina por @HollmanMorris https://t.co/n5twYJJTJO— Jaime Monsalve (@Jamon_Salve) August 31, 2024
Como es claro tampoco se tomó la molestia de averiguar que los ingresos de los contratos de los periodistas de Radio Nacional, que dejó la anterior administración (a los que les dieron continuidad), comenzaron a ser nivelados con los periodistas de televisión.
Una situación similar ha ocurrido con los colegas de regiones de televisión quienes durante administraciones anteriores eran contratados a través de cooperativas de trabajo asociado (tercerizados) y hoy sus contratos son directamente con la entidad lo que les ha permitido que sus ingresos mejoren sustancialmente.
Si El País América o algún otro medio necesita consultarlos yo les puedo facilitar los números de teléfono para que les cuenten cómo era la situación antes del año 2022, cuánto ganaban y cuáles eran sus condiciones de trabajo. Y ellos dan la cara, no necesitan ocultarse.
El último enjuiciamiento mediático en contra de Hollman ocurrió este domingo 3 de noviembre de 2024 en el periódico El Colombiano de Medellín. Esta vez por cuenta de Santiago Ángel, el mismo al que Luis Carlos Vélez como director de La FM descalificó diciéndole que "todos hemos tenido su edad y que se dejara enseñar". Todo porque se atrevió a decir que en Colombia las pensiones son subsidiadas a través de Colpensiones con recursos que no hicieron parte de la base y de los recursos acumulados por los cotizantes.
“Una cosa es una ayuda adicional a la gente que ya pagó, y otra cosa es regalarles cosas a la gente que no pagó. Que no quieras entender, está bien. Pero le haces daño a la gente repitiendo algo como un loro cuando no conoces el concepto (...) Una cosa es subsidiar y otra es regalar. Está bien Santiago que no lo entiendas. Me molesto porque esta plataforma es para enseñarle a la gente, no para entrar en el mismo discurso del gobierno”.
Y con estas palabras lo interrumpió varias veces. ¿Para qué? ¿Para que no se atreviera a desafiar la línea editorial y el relato que deben mantener sobre la reforma pensional, así las evidencias y los análisis de expertos digan lo contrario? Entonces entrando en el campo de las conjeturas y las elucubraciones que tanto utilizan los colegas cuando se trata de analizar la gestión de Hollman Morris en los medios públicos ¿hay relatos que en los medios privados actuales no se pueden transgredir y más bien se “debe repetir como loros” para que no peligre la estabilidad laboral de los periodistas?
En ese artículo no me voy a detener porque acude a muchos de los mismos vicios de las publicaciones de El País América, sin contrastar su hipótesis con las voces disonantes de su versión como muy bien “se lo enseñó” Vélez.
Mejor acudo a un trino reciente de la periodista Paola Herrera que podría resumir muy bien lo que está ocurriendo en materia mediática en Colombia durante el actual momento histórico.
“Tengo mucha indignación como periodista. No entiendo por qué para algunos medios solo es un escándalo algo que haga el gobierno nacional pero ignoran las investigaciones que contra otros poderes se hacen. No importa el rigor, no importan las evidencias, no importa la gravedad de los hechos, no importa nadaaa, solo que sea algo de Petro o sus funcionarios para que armen un completo show y lo incluyan en sus espacios😡😡😡😡
Y no, no me salgan con que estoy defendiendo a alguien. Yo también he sacado muchas denuncias contra este gobierno y su mal proceder, pero no puedo creer que los otros casos no importen, los ignoren como si nada, pasen desapercibidos”.
A Morris tampoco le van a reconocer que ha potenciado los canales públicos donde ha podido ser gerente como en RTVC o Canal Capital, donde han mejorado las condiciones labores y la permanencia de los trabajadores. Pero en cambio nada dicen de las administraciones posteriores que prácticamente llevaron, por ejemplo, al cierre del Canal Capital dejando sin sustento y en la calle a cientos de personas.
Y mi conclusión después de muchos años de trabajo como periodista es que Hollman Morris se ha convertido en “el chivo expiatorio” de un gremio hipócrita que lo señala a él, sin una condena en su contra, de conductas que otros, a los que no se atreve a mencionar por miedo, intereses, conveniencias o movilidad social, han cometido de manera impune durante décadas y quienes tienen la cara dura y la osadía de levantarse todas las mañanas, o en sus publicaciones, a señalarlo a él de lo que hicieron, siguen haciendo y seguirán haciendo sin reato y sin escrúpulos. Son los mismos quienes se levantan todos los días a repetir los mismos relatos acomodados y verdades a medias que hacen que Colombia, hasta hoy, no haya podido tener una “segunda oportunidad sobre la tierra”.
Pero también que hay otros como Hollman o Assange que sin importar el riesgo de su integridad, su vida y su salud física y mental prefieren tomar el camino de narrar y contar este país y el mundo de la manera en que todos tenemos grandes indicios y evidencias de que es verdad. Porque aquel estudiante de periodismo que aún vive en mí y que un día lejano tuvo la oportunidad de escucharlo en aquella conferencia, ahora con más de 20 años como periodista, pudo comprobarlo y verlo con sus propios ojos.
PD: En mi artìculo anterior había hecho el siguiente llamado al gremio: ¿Por qué no abrimos el debate en los medios de comunicación sobre casos de explotación laboral, maltrato, censura, líneas editoriales indiscutibles o abuso sexual teniendo en cuenta que ha habido denuncias y casos conocidos? ¿Abrimos el debate?
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