Un menor en Manizales con una lesión grave en su cuerpo, un estudiante asesinado frente a su colegio en Bogotá y otro niño al que le prendieron fuego en su cabeza en un colegio de Envigado, Antioquia, son algunos de los casos de violencia y matoneo escolar registrados en la última semana en Colombia y alertaron a los especialistas. Todo parece indicar que el aumento de este tipo de noticias en los últimos meses, justo después del regreso de los estudiantes a la presencialidad total, no es una mera coincidencia sino una de las consecuencias que dejó los estrictos aislamientos por causa de la pandemia.
Agreden a rectora de colegio donde se intoxicaron estudiantes en Bogotá
Las posibles dificultades de los menores para volver a socializar y la ausencia de protocolos claros por parte de las instituciones educativas para evitar la violencia, son las razones principales que hoy explican que los casos de acoso escolar, bullying o matoneo en los colegios volvieron a ser visibles, según especialistas consultados en la materia. Según explican, el matoneo ya era un fenómeno fuerte en colegios desde antes de la pandemia, pero una vez los estudiantes retornaron a los espacios presenciales el fenómeno volvió con un agravante: la pérdida de habilidades de socialización durante casi dos años de virtualidad. “Desde el desconfinamiento hemos evidenciado que los jóvenes sí han tenido dificultades en volver a socializar”, aseguró María Paula Aguilera, psicóloga especialista en psicología clínica de la Universidad El Bosque. La psicóloga y especialista en Desarrollo Humano, Erika Marcela Rojas, también explica que el regreso de los estudiantes de manera masiva complejiza la situación, porque muchos perdieron su capacidad de interactuar. “Cuando yo estoy dos años de manera virtual, y toda mi comunicación es a través de la cámara, pues seguramente me pongo más intolerante”, dice.El drama de Yadira Perdomo, víctima de matoneo escolar, que pide justicia
El manoteo, una forma de violencia que a veces parece encubierta, como lo explica Rojas, puede deberse a varios factores, desde la falta de satisfacción de necesidades básicas (condiciones básicas de salubridad, de cuidado, de bienestar), hasta la falta de educación en casa desde el amor. Y como ya ha sido ampliamente documentado, en la pandemia se vivieron más casos de violencia en casa. “Cuando los niños están expuestos a todas esas situaciones de manera permanente en casa, donde no hay un cuidado del menor, se crea la conciencia que la forma adecuada es el maltrato. Los niños están llenos de sensaciones de impotencia, de rabia, de frustración y no siempre saben cómo manejar esas situaciones”, explica la psicóloga Rojas.Niños y niñas, afectados por violencia intrafamiliar
En Colombia, 21.000 niñas, niños y adolescentes fueron víctimas de violencia intrafamiliar en los últimos cuatro años, siendo el castigo físico una forma de violencia, según datos de la Alianza por la Niñez. Los cambios abruptos en los hábitos diarios, el aislamiento, las restricciones de movilidad, el miedo al contagio, el aumento de la violencia en el hogar y ahora el regreso al colegio, son las razones por la que la población, según los expertos, volvió a la normalidad con más dificultades emocionales.Yolman Cruz, el joven asesinado frente a su colegio en Suba
“Sí hemos observado que en este momento se están generando tantos o más casos de los que se podían presentar antes y es debido a una sumatoria de cosas. Tenemos más riesgos emocionales en la población”, señala la médico psiquiatra Yezmin Abrajim. De acuerdo con el Instituto Colombiano de Neurociencias de Colombia, tras una encuesta a 651 hogares, el 88 % de los niños tiene alguna afectación en la salud mental y el comportamiento, y el 42 % ha visto afectadas sus habilidades académicas en postpandemia.Matoneo y acoso
Según las últimas cifras de las pruebas PISA de 2018, el 32 % de los estudiantes en Colombia han sufrido cualquier tipo de bullying o acoso escolar en su colegio. Comparado con el promedio de algunos países latinoamericanos, que es del 22 %, Colombia es el segundo país en la región con mayor exposición al bullying, después de República Dominicana, según análisis del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE), de la Universidad Javeriana. Entonces, ¿somos más propensos a estas conductas violentas que otros países? es la pregunta que algunos se hacen, pero, para los analistas consultados, la respuesta es que “somos una sociedad que más normalizamos este tipo de conductas”.En Bogotá realizan campañas para prevenir la violencia en el Día de la Madre
El análisis del LEE revisó cada una de las preguntas realizadas en las PISA a los estudiantes y encontró que 68 % de los estudiantes colombianos respondieron que es malo participar en Bullying, mientras el promedio de la región es del 88 %.| “Comparativamente, hay menos conciencia en Colombia. Muchas veces los estudiantes ni siquiera saben que están siendo víctimas o que son víctimas y esa falta de información hace que se desconozca cómo prevenirlo, cómo denunciarlo y cómo evitar casos más graves”, explica Gloria Bernal, Codirectora del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana. “Voy a traer la chancla”, “voy a traer el cinturón”, son algunas de las expresiones cotidianas en las que, según los especialistas, se ven reflejados la normalización de una educación basada en la violencia. “Un patrón que se pasa de generación en generación donde no se educa desde el acompañamiento sino desde el miedo”, dice la psicóloga María Paula Aguilera. En eso coincide tanto el psicólogo, Eduardo Vargas, quien asegura que “sí tenemos una carga cultural de resolver los problemas a patadas. Sí tenemos una una carga histórica de violencia dentro de las familias”, como la especialista Erika Marcela Rojas, quien señala que “somos un país donde la violencia hace parte del día a día. En las noticias es normal que roben a las personas, que las asesinen, que las secuestren y los niños no son ajenos a esa realidad”. Además, los especialistas afirman que los colombianos no nos caracterizamos por tener un trabajo sobre las emociones y cuando no se brindan esas garantías de formación la educación emocional en muchos casos no es adecuada. “Los niños ven unos contextos donde ven normalizado que haya maltrato, que haya violencia, entonces ¿de qué otra manera nos podemos comportar cuando es la única forma que aprendimos?”, reflexiona la especialista Rojas. Colprensa