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La pérdida crónica del sueño dificulta la capacidad de una buena memoria

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Acostarse tarde aumenta del riesgo de enfermedades como el Alzheimer.

Dormir poco o tener un sueño muy fragmentado puede dificultar la adquisición de nueva información y favorece la formación de falsas memorias, así lo aseguró en la XXIX reunión anual de la Sociedad Española de Sueño (SES). Mercedes Atienza, catedrática de Fisiología de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla y miembro del Grupo de Trabajo Cognición y Sueño de la SES, explica cómo dormir bien puede ayudarnos a recordar a una persona y dónde la vimos. Según ella, al momento de pagar algunos artículos en la caja del supermercado y establecer una conversación con la cajera en su primer día, la podremos recordar si nos la encontramos en otro sitio un mes después.

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"Si hemos dormido bien la noche antes de este encuentro y también la noche después, es posible que si nos volvemos a encontrar a esta misma persona un mes más tarde en un bar no tengamos ningún problema en reconocerla y en recordar el lugar donde la vimos por primera vez", sostiene Atienza. De otra forma, no dormir adecuadamente podría generar que el rostro de la cajera se nos haga familiar, pero no recordemos en dónde la vimos. "Si por el contrario, no hemos dormido bien en alguna de estas dos noches, lo normal es que su cara nos sea familiar, pero que seamos incapaces de recordar el lugar donde la conocimos", expuso la académica. Durante su ponencia '¿Cómo afecta la pérdida de sueño a la codificación y posterior consolidación de la memoria?', la experta ha reconocido que existen evidencias que sugieren que "alterar el sueño de una sola noche tiene efectos negativos sobre la adquisición y posterior consolidación de la memoria".

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Para Mercedes Atienza es preocupante esta situación ante el desempeño académico de los niños y adolescentes. "Esto resulta especialmente preocupante si tenemos en cuenta que es una práctica muy común en los niños en los días de colegio, en los adolescentes los fines de semana, y en los jóvenes tanto en los fines de semana como en las noches que preceden a un examen. Además, otro factor negativo que puede suponer acostarse tarde, es el aumento del riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. "El sueño es un momento favorable para eliminar sustancias que son nocivas para el cerebro y que contribuyen a la fisiopatología que subyace a la enfermedad de Alzheimer", recalcó la experta.

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Y añadió que "el sueño también es un momento propicio para resetear el cerebro y prepararlo para adquirir nueva información al día siguiente, y es un momento óptimo para reactivar de forma espontánea la información que hemos adquirido durante el día, facilitando así su consolidación". En esta línea, tanto el déficit como el exceso de sueño facilitan los procesos de inflación y de resistencia a la insulina a nivel sistémico que aumentan el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico, lo que a su vez, también contribuye al envejecimiento cognitivo y al Alzheimer. Colprensa - Europa Press