En La Calera, un municipio cercano a Bogotá, la escasez de agua ha alcanzado niveles críticos debido a la sequía y al fenómeno de El Niño.
De acuerdo con la investigación adelantada por el medio Vorágine, el 2 de febrero, los residentes de la vereda Buenos Aires Bajo realizaron una procesión con la estatua de San Isidro Labrador, patrón de la lluvia, para pedir por la recuperación de la quebrada Santa Catalina, que alimenta su acueducto.
La sequía ha reducido significativamente el caudal del río, llevando a una severa reducción en el suministro de agua a solo cinco horas y media al día, lo que impacta negativamente en sus actividades cotidianas como el cultivo y la ganadería.
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Mientras tanto, la planta embotelladora Manantial de Coca-Cola, ubicada en la vecina vereda Santa Helena, sigue operando sin interrupciones y extrayendo grandes cantidades de agua.
Con una concesión que le permite extraer 3,23 litros por segundo, la planta puede captar hasta 279.000 litros diarios, lo que equivale a 101,8 millones de litros al año.
A pesar de la crisis hídrica local, Coca-Cola continúa con su operación sin problemas significativos y no ha proporcionado compensación adecuada a la comunidad afectada, lo que agrava el sentimiento de injusticia entre los residentes.
La situación se complica aún más con la concesión otorgada a la empresa Sherleg, que busca extraer agua de la quebrada San Lorenzo, una fuente crucial que abastece tanto a La Calera como a Bogotá.
Esta concesión ha generado preocupación entre los habitantes de La Calera, quienes ya enfrentan problemas con el suministro de agua. La quebrada San Lorenzo es fundamental para el sistema de agua de Bogotá, y cualquier disminución en su caudal impactaría negativamente en el suministro tanto para la capital como para La Calera.
La paradoja de La Calera ilustra una desigualdad en la distribución del agua: mientras grandes empresas como Coca-Cola y, potencialmente, Sherleg extraen agua de la región, los residentes locales enfrentan severos problemas de abastecimiento.
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Problemas para Bogotá
La infraestructura local, que incluye la planta de tratamiento Francisco Wiesner y el embalse San Rafael, proporciona agua a una gran parte de Bogotá y pueblos vecinos, pero no es suficiente para cubrir las necesidades de la población de La Calera.
La planta de tratamiento Francisco Wiesner y el embalse San Rafael, que suministran el 70% de su capacidad a la capital y a varios municipios vecinos. A pesar de esta contribución, los residentes locales enfrentan severos problemas de abastecimiento, con racionamientos y falta de agua debido a la insuficiencia de la infraestructura local.
Según un estudio del Acueducto de Bogotá de 2022, para 2030, La Calera necesitará más agua de la que el Acueducto de Bogotá podrá suministrar, lo que agravará la crisis a menos que se realicen nuevas inversiones, cosa que ni el alcalde ni el Acueducto están dispuestos a financiar.
Es decir que, La Calera superará la capacidad de suministro actual en el futuro cercano, agudizando aún más la crisis en el manejo del recurso hídrico en la región.