La reciente propuesta de la Alcaldía de Bogotá para incrementar las tarifas del sistema de transporte masivo TransMilenio en 2025 ha encendido un debate que involucra al presidente Gustavo Petro. En un mensaje publicado en su cuenta oficial de X, el mandatario de los colombianos rechazó tajantemente la medida y abrió la discusión sobre el déficit financiero del sistema y las fallas en su modelo de operación.
El rechazo presidencial y la polémica sobre los recursos
El presidente Petro afirmó que los recursos del Gobierno nacional no han sido destinados, ni en el pasado ni en el presente, para subsidiar la operación de TransMilenio. El mandatario recordó que durante su gestión como alcalde de Bogotá no solicitó apoyo del gobierno central para financiar el sistema, marcando una clara diferencia con las estrategias de la actual administración distrital.
En su declaración, Petro sugirió que, si el Distrito enfrenta problemas financieros para cubrir el costo de la operación debido a un posible sobreendeudamiento, alternativas como la transferencia de recursos a cambio de participación en la propiedad de los buses o la implementación de tranvías eléctricos podrían ser soluciones viables. Estas propuestas apuntan a un modelo de transporte más sostenible y menos costoso, pero su implementación requeriría reformas estructurales.
¿Cómo así? Los recursos nacionales ni ayer ni hoy van para subsidiar la operación del transmilenio. Yo,como alcalde nunca le pedí ni un solo peso al gobierno para esa actividad
Si el Distrito no puede con esa posibilidad, por sobreendeusamiento de la ciudad, entonces podemos… https://t.co/jgUQL5yn4L— Gustavo Petro (@petrogustavo) December 10, 2024
Déficit y problemas estructurales
El déficit operativo de TransMilenio, que actualmente supera los tres billones de pesos, es uno de los mayores desafíos para la Administración distrital. Este déficit, agravado por la disminución de usuarios y vehículos en circulación desde 2019, ha llevado a propuestas como el aumento de la tarifa para mantener la operación.
Sin embargo, el modelo de concesión del sistema también ha sido duramente cuestionado. Los contratos actuales permiten a los operadores privados quedarse con el 95% de las ganancias de los pasajes, mientras que el Distrito asume los costos de infraestructura, mantenimiento y subsidios. A pesar de la alta rentabilidad para los operadores, los costos adicionales asociados con riesgos y amortizaciones, que han perdido justificación después de 22 años, siguen siendo trasladados a los usuarios a través de tarifas elevadas.
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Impacto en los usuarios y la gestión privada
El aumento de tarifas golpea directamente a los ciudadanos, especialmente a los sectores más vulnerables, quienes ya enfrentan un sistema que muchos califican como indigno. A esto se suma la percepción de que la calidad del servicio ha disminuido debido a estrategias como la reducción de buses en operación y la saturación de vehículos para ahorrar costos operativos.
Además, la gestión de los operadores privados ha sido objeto de críticas por prácticas como la explotación laboral, falta de mantenimiento adecuado de los buses y opacidad en la propiedad de las empresas concesionarias. Según informes, estas compañías no solo obtienen grandes beneficios de los pasajes, sino que también destinan recursos a otros negocios como el transporte en otras ciudades y sectores relacionados.
Propuestas para un cambio estructural
Diferentes actores desde el Concejo de la ciudad han propuesto medidas para mitigar el déficit y mejorar el sistema. Estas incluyen la renegociación de los contratos con los operadores privados, la implementación de métodos de pago más flexibles como abonos mensuales y familiares, y la distribución equitativa de los costos de la evasión entre la administración y los operadores.
Además, la posibilidad de integrar tranvías eléctricos y repensar el modelo de transporte público en Bogotá ha tomado relevancia en el debate. Según expertos, estos cambios no solo podrían reducir costos operativos, sino también ofrecer un servicio más eficiente y sostenible para la ciudad.
El rechazo del presidente Petro a un posible aumento de tarifas en TransMilenio ha reabierto una discusión sobre la sostenibilidad financiera y social del sistema. Con un modelo de concesión que privilegia a los operadores privados y un déficit que amenaza su operación, es evidente que se necesitan soluciones estructurales. Mientras tanto, los usuarios siguen enfrentando tarifas altas, servicios saturados y una gestión cuestionable, lo que subraya la urgencia de una reforma integral del sistema de transporte masivo en Bogotá.
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