Tres crías de lobo nacidas en cautiverio en el norte de Estados Unidos tienen algo que ningún otro animal en el planeta posee: una parte de su ADN pertenece a una especie extinta hace más de 13.000 años.
Se trata de los lobos gigantes (Canis dirus), depredadores prehistóricos que inspiraron a los “huargos” de la serie Juego de Tronos y que hoy reviven —en parte— gracias a la ingeniería genética.
Los cachorros fueron creados por la empresa Colossal Biosciences, una compañía de biotecnología que trabaja en proyectos de desextinción, es decir, traer de vuelta especies desaparecidas. Dos machos y una hembra, llamados Rómulo, Remo y Khaleesi, nacieron luego de que los científicos editaran 20 genes del lobo gris moderno para imitar características físicas del lobo gigante, como su gran tamaño, su pelaje denso y claro, y su complexión robusta.
En su cuenta de X, la empresa Colossal declaró:
"El lobo terrible lleva extinto más de 10.000 años. Estos dos lobos fueron rescatados de la extinción mediante modificaciones genéticas derivadas de un lobo terrible completo, cuyo genoma fue reconstruido meticulosamente por Colossal a partir de ADN antiguo hallado en fósiles que datan de hace 11.500 y 72.000 años".
SOUND ON. You’re hearing the first howl of a dire wolf in over 10,000 years. Meet Romulus and Remus—the world’s first de-extinct animals, born on October 1, 2024.
The dire wolf has been extinct for over 10,000 years. These two wolves were brought back from extinction using… pic.twitter.com/wY4rdOVFRH— Colossal Biosciences® (@colossal) April 7, 2025
Aunque estos animales no son réplicas exactas de sus antepasados extintos, sí constituyen el avance más significativo en esta nueva frontera científica. “Estamos creando copias funcionales de algo que solía estar vivo”, afirmó Beth Shapiro, directora científica de Colossal y pionera en el estudio del ADN antiguo.
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La receta genética de un depredador extinto
Todo comenzó en 2021, cuando un grupo de científicos logró extraer fragmentos de ADN de fósiles de lobos gigantes hallados en Ohio e Idaho. Con ese material genético, y tras años de investigación, el equipo logró identificar mutaciones clave responsables del tamaño corporal, la estructura ósea y el pelaje de estos depredadores, que alguna vez dominaron América del Norte.
Mediante edición genética, las mutaciones fueron introducidas en células de lobos grises, que luego se usaron para crear embriones implantados en perras sustitutas. El resultado: tres crías sanas que, según Colossal, ya presentan rasgos del lobo gigante, como una melena en el cuello y una cola ancha y peluda.
Uno de los cachorros murió a los 10 días por una complicación intestinal, pero la autopsia descartó vínculos con las modificaciones genéticas. Los demás están siendo observados con lupa, en una instalación privada de más de 800 hectáreas cuyo paradero no ha sido revelado.
¿Una nueva esperanza para especies en peligro?
Más allá del espectáculo mediático que puede generar la "resurrección" parcial de un lobo prehistórico, los científicos señalan que esta tecnología podría tener aplicaciones urgentes en conservación. Colossal ya ha clonado híbridos entre coyotes y lobos rojos —una especie crítica en peligro de extinción— con miras a reforzar la diversidad genética de su reducida población en Carolina del Norte.
“La tecnología que desarrollamos para revivir a especies perdidas también puede salvar a las que hoy están en la cuerda floja”, explica Matt James, director de manejo animal de Colossal.
¿Qué tan cerca estamos de traer de vuelta al mamut?
Colossal también trabaja en proyectos para revivir al mamut lanudo y al dodo, pero estos esfuerzos enfrentan obstáculos técnicos aún mayores. La reproducción asistida en elefantes —parientes vivos del mamut— es extremadamente compleja, y el desarrollo de embriones en aves como el dodo plantea desafíos que aún no han sido resueltos.
En cambio, los lobos ofrecían una vía más sencilla gracias al conocimiento acumulado sobre caninos y a la posibilidad de trabajar con perros como madres sustitutas. “Queríamos resultados rápidos y predecibles. Los lobos eran la mejor opción”, dijo Shapiro.
¿Son estos verdaderos lobos gigantes?
Para algunos científicos, como Adam Boyko, genetista de la Universidad de Cornell, estos nuevos animales representan un avance fascinante, pero no se les puede considerar auténticos lobos gigantes. "Portan solo 20 genes modificados. Eso es una fracción mínima del genoma completo. Podrían necesitarse cientos o incluso miles para replicar fielmente la especie extinta", señaló.
Además, el hecho de haber sido criados en cautiverio limita su capacidad para desarrollar comportamientos naturales. “Viven como reyes, con todos los cuidados posibles. No hay forma de saber si actúan como lo haría un verdadero lobo gigante”, admitió Shapiro.