Según la Fiscalía, estos crímenes fueron perpetrados con el objetivo de presentarlos como bajas en combate y obtener reconocimiento por parte de las altas esferas militares.
En un documento de 133 páginas reseñado por La W, la Fiscalía de la JEP (Unidad de Investigación y Acusación) presentó los detalles de la acusación contra el coronel retirado David Guzmán, quien fue llamado a juicio por su presunta responsabilidad en el asesinato de 18 civiles.
La acusación detalla que Guzmán no solo lideró estos asesinatos, sino que en algunos casos se asoció con grupos paramilitares para ejecutar el plan criminal.
En particular, se menciona que Guzmán tuvo vínculos con miembros de las Autodefensas, incluyendo a Freddy Rendón, conocido como "El Alemán", un líder paramilitar con una extensa trayectoria de violencia.
La Fiscalía señala que Guzmán “confeccionó” y “ejecutó” el plan para asesinar a los civiles, quienes fueron identificados como desmovilizados o personas señaladas de pertenecer a la guerrilla.
El documento expone con crudeza los métodos utilizados en estos homicidios, que fueron descritos como parte de una estrategia para inflar las estadísticas de bajas en combate.
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Se revelan detalles de cómo las víctimas eran amarradas a árboles, a las cuales se les disparaba a quemarropa con ametralladoras. En otros casos, las víctimas fueron desfiguradas mediante el lanzamiento de granadas, lo que hacía casi imposible su identificación. Entre las víctimas se encontraba un menor de 16 años.
Los crímenes, inicialmente investigados por los magistrados Alejandro Ramelli y Hugo Escobar, ocurrieron en diferentes eventos, en los cuales Guzmán habría actuado en conjunto con sus subordinados y en algunos casos con miembros de los paramilitares.
La Fiscalía asegura que los resultados de estas operaciones fueron celebrados dentro del ejército, como lo evidencian las felicitaciones que Guzmán y su equipo recibieron por sus "resultados operacionales". Una de estas felicitaciones tuvo lugar tras la operación Motilón, realizada en noviembre de 2004, poco después de los homicidios.
Además, las necropsias presentadas por la Fiscalía de la JEP evidencian la brutalidad de los crímenes, señalando la destrucción de los cráneos de las víctimas y la multiplicidad de orificios de bala en los cuerpos, especialmente en el pecho, lo que indica una ejecución directa y sin miramientos.
El caso de David Guzmán es solo uno de los muchos que siguen saliendo a la luz en el marco de la justicia transicional colombiana, en la que se busca esclarecer las responsabilidades de altos mandos militares en crímenes de lesa humanidad, mientras se sigue buscando justicia para las víctimas del conflicto armado.
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