Tras la toma de Kabul, los talibanes tienen vía libre para imponer su versión ultrarrigurosa de la ley islámica.
Afganistán está al borde del precipicio y la capital, Kabul, cayó este domingo en manos de los talibanes, lo que escenifica un panorama aún más complejo. A continuación, preguntas y respuestas para ayudar a comprender la situación actual.
1. La estrategia talibán
Los talibanes nunca han ocultado lo que quieren: la resurrección completa de su emirato islámico que gobernó Afganistán entre 1996 y 2001. Se han llevado a cabo muchos análisis para determinar con exactitud cómo lograrían su objetivo: a través de conversaciones, mediante la fuerza o con una combinación de ambas. Al final, su estrategia militar resultó suficiente: abrumar a las fuerzas gubernamentales con múltiples ataques contra diversos objetivos en todo el país. Para lograrlo, primero negociaron la salida de tropas estadounidenses y extranjeras del territorio afgano, a través de un acuerdo con Estados Unidos, país cansado tras más de 20 años de guerra. Además, se comprometieron a no atacar objetivos estadounidenses a cambio de su retirada. Parte del acuerdo también significó que Washington presionó al gobierno afgano para que liberara a miles de prisioneros talibanes, la mayoría de los cuales se reincorporaron de inmediato al combate con los insurgentes. Con éxitos tan impresionantes en los últimos días, los talibanes pueden aspirar ahora a una rendición incondicional del gobierno afgano.Talibanes toman el Palacio Presidencial en Kabul, Afganistán
2. ¿Y el ejército afgano?
Sin duda, se publicarán libros y se darán conferencias durante años, si no décadas, sobre este tema: ¿qué fue exactamente lo que salió mal con las fuerzas de seguridad afganas? La corrupción, la falta de voluntad de luchar y el vacío creado por la salida de Estados Unidos probablemente jugaron un papel en el deceso del ejército afgano. Durante años, el gobierno de Estados Unidos emitió informes en los que se detallaba una gran cantidad de casos de corrupción dentro de las fuerzas de seguridad afganas. Los comandantes habitualmente se quedaron con dinero destinado a sus tropas, vendieron armas en el mercado negro y mintieron sobre el número de soldados en sus filas. Las fuerzas afganas también dependían por completo del poder aéreo estadounidense, desde la logística hasta los ataques, además del mantenimiento. Y para empeorar las cosas, las fuerzas de seguridad afganas nunca tuvieron un liderazgo eficaz e importante. Fueron dirigidos por civiles en el palacio presidencial con poca experiencia militar, o ignorados por generales veteranos que parecían más involucrados en luchas políticas insignificantes que en la gran guerra que se avecinaba.3. Régimen de terror
Cuando dirigieron el país entre 1996 y 2001, antes de caer derrocados por una coalición internacional encabezada por Estados Unidos, los talibanes impusieron su versión ultrarrigurosa de la ley islámica. Los juegos, la música, las fotografías y la televisión fueron prohibidos, así como del derecho de las mujeres de trabajar y las escuelas para niñas fueron cerradas. A las mujeres se les prohibió salir sin un acompañante masculino y trabajar, y a las niñas ir a la escuela. Además, las mujeres acusadas de delitos como el adulterio eran azotadas y apedreadas. Ahora, el mundo mira con temor su regreso al poder, pues “es particularmente espantoso y desgarrador ver informes sobre cómo los derechos ganados con tanto esfuerzo por las niñas y las mujeres están siendo arrebatados”, según dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.¿Quiénes son los talibanes, una amenaza latente en Afganistán?