Mario Montoya nació el 29 de abril de 1949 en Guadalajara de Buga, Valle del Cauca, una población que sufrió la presencia de las FARC y de los grupos paramilitares, y que hoy ve cómo uno de sus hijos más ilustres palidece a los 74, imputado por crímenes de guerra y de lesa humanidad. El general retirado Mario Montoya Uribe tiene un título en Ciencias Militares de la Escuela Superior de Guerra (ESDEG), el centro de formación al que volvió en 2008 a condecorar a militares que iban ascendiendo. Además, tiene un posgrado en Alta Gerencia de la Universidad de los Andes. Luego de egresar de la ESDEG lo enviaron al Batallón Charry Solano, una estructura del Ejército en la que hubo al menos 90 casos de desaparición forzada, tortura y ejecuciones extrajudiciales entre 1977 y 1998, de acuerdo con un informe que organizaciones sociales le entregaron a la Comisión de la Verdad y la JEP.
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Del Charry recaló en Puerto Berrío (Antioquia). Allí estuvo bajo las órdenes del mayor general Farouk Yanine Díaz, quien falleció en 2009 y fue investigado por la masacre de 1989 de La Rochela (Santander), en la que mataron a doce empleados de la Rama Judicial que investigaban crímenes de paramilitares. A inicios de los noventa, Montoya pasó por la Brigada VII del Ejército en Villavicencio, donde participó en labores de inteligencia y apoyo logístico en la llamada operación "Casaverde", una incursión militar en La Uribe (Meta), en diciembre de 1990, contra el Secretariado de las FARC. El Gobierno le dio una medalla de servicios distinguidos en orden público, y en ese momento apenas era coronel. El oficial pasó luego a comandar el Grupo Mecanizado Maza de Cúcuta, cuando esa unidad del Ejército era la encargada de contrarrestar la avanzada guerrillera en los Santanderes. También fue profesor del Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad cuando esa institución se llamaba Escuela de las Américas y llevaba la marca de la Norteamérica anticomunista. La Escuela fue establecida en 1946, en plena guerra fría, para entrenar a militares de la región en labores de inteligencia contrainsurgente para hacerle frente a la “amenaza del comunismo”. Regresó a Colombia para comandar la Escuela de Caballería de Bogotá hasta 1994. Luego viajó hasta el Bajo Cauca antioqueño, donde estuvo al mando del Comando Operativo de El Bagre. Después recorrió varias unidades que estuvieron bajo su mando: el Batallón de Inteligencia de Villavicencio, el Comando Conjunto Caribe y la Brigada 18 en Arauca, entre otras. El gobierno de Andrés Pastrana envió a Mario Montoya a Londres como agregado militar de la Embajada de Colombia a finales de los noventa. En el 2000 lo nombraron jefe del Batallón Antinarcóticos, una iniciativa de Colombia y Estados Unidos para enfrentar el narcotráfico en la que Montoya tuvo a su cargo más de 8 mil hombres. En 2001 llegó a la Cuarta Brigada de Antioquia, donde permaneció hasta 2003 y lideró la estrategia contraguerrillera que estaba consolidada como política nacional para ganar la guerra, según lo estableció la JEP hoy. Durante su comandancia en esa unidad, exigió “litros, chorros, barriles o carrotancados de sangre”, como narraron varios autores materiales de ‘falsos positivos’ que fueron sus subordinados. Las exigencias de Mario Montoya desencadenaron las muertes y desapariciones de más de 130 civiles.Te puede interesar: Por irregularidades en contratos, Corte Suprema condenó a exgobernador del Cesar
Su protagonismo llegó a partir de programas radiales en los que felicitaba a militares cuando entregaban bajas en combate aunque fuesen civiles y, además, usaba lenguaje violento para deslegitimar cualquier otro resultado, como capturas o desmovilizaciones, a las que consideraba un “problema” por trámites de verificación que no quería realizar. Sobre Mario Montoya pesan más cuestionamientos por su periodo como comandante de la Cuarta Brigada, como la operación Orión, con la que recuperó el control de la Comuna 13 de Medellín con la intervención de presuntas alianzas con las autodefensas, o la masacre de Apartadó de 2005, en la que habría participado, según el exparamilitar ‘Don Berna’.