Aunque muchas veces no lo vemos, lo más pequeño es quizás lo más importante. Es una lección que Egan Bernal tiene muy bien aprendida después de haber sufrido el terrible accidente que le pudo haber dejado graves consecuencias. Al ciclista de Zipaquirá le tocó una muy dura prueba luego de haber empezado a ser parte del olimpo de este deporte con su triunfo en el Tour de Francia 2019. Esas son precisamente las paradojas de la vida. “Me siento medio nostálgico, me siento como achicopalado. Como medio achantado”, empezó diciendo en un live de Instagram que tuvo con Revista Mundo Ciclístico.
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Bernal está de vuelta y lo hizo tanto en el Tour de Dinamarca como en el Tour de Alemania, unas pruebas que lo hicieron sentir extraño, como si ahora se hubiera convertido en un principiante. “Un día antes de la carrera estaba un poco medio vulnerable, estoy acá como nuevo. No sé si lo voy a hacer bien o mal y no quiero defraudar a mis compañeros ni a mí mismo", aseveró. "Pero cuando ya uno se mete en el papel, le cambia a uno el chip”, expresó en la mencionada entrevista. “El día de la carrera, entre la adrenalina y el café de la mañana, todo cambió. Los primeros 10 kilómetros estaba como nervioso, pero después ya todo fue como si nada”, se refirió a estas dos carreras. De paso, Egan Bernal confesó que presionó a su equipo, el Ineos Grenadiers, para que lo dejara competir.Puedes leer: Así fue el regreso de Egan Bernal a las carreteras
“Muchos ciclistas me decían ‘qué bueno verlo acá’. El primer día me tocó ponerme a tirar adelante a tope, entonces fue como una buena bienvenida para mí”, argumentó sobre el rigor de la competencia. Para Egan el plan cambió de un momento a otro porque la idea era que no se exigiera demasiado. “Yo me reía. Creo que nunca había tirado tanto en mi vida. Siempre fui el protegido y en ese momento quería hacer algo diferente. Si me toca tirar, voy yo. Prácticamente moría en la bicicleta”, sostuvo. “Un día antes de la carrera cambió el rol y pude tirar kilómetros en el lote y apoyar al equipo que en ese momento era lo más importante”, complementó sobre este punto. De hecho, su entrenador le había advertido sobre lo que realmente esperaba de él el primer día de competencia. “No va a hacer ninguna locura, va a estar último en el lote, yo sé que le van a dar ganas de demostrar. Solamente quiero que acabe la carrera”, manifestó.Para Egan Bernal vivir es el mejor regalo
Consciente de lo que pudo haber pasado con el accidente que le cambió la vida, Egan Bernal tiene todo tomado con mucha pausa a pesar de sus ganas de querer hacer más en este momento. “La parte mental, yo creo que antes de la carrera, teniendo en cuenta la caída que tuve, ya el hecho de estar vivo es ganancia. Podría estar muerto”, sentenció.No te pierdas: El mundo del ciclismo celebra el regreso de Egan Bernal a las competencias
“Yo creo que me fue muy bien, depende del punto de vista. Pero tomando en cuenta todo lo que he vivido, la verdad estoy súper sorprendido. Estoy muy contento de la condición física en la que estoy”, admitió el zipaquireño. En este proceso el joven ciclista del Ineos ha contado con lo que considera ha sido su principal motor: Su familia. “Mi familia fue muy importante. Desde mi novia, mi mamá, mi papá, hermanos, amigos. Ese grupo cercano fue muy importante para mí. Siempre estuvieron ahí”, dijo. Y para Flor Marina Gómez, su madre, quien está atravesando satisfactoriamente un proceso de cáncer de seno, le dedicó: “Ella es mi razón de ser”. En este momento Egan ya tiene previstas sus próximas competencias, en su mayoría en Italia. La clásica Gran Piemonte, Coppa Sabatini, el Memorial Marco Pantani, una competencia en Croacia y otras dos más en suelo itálico, incluida Lombardía, sons sus próximos retos. Ese es el horizonte que le espera a Egan Bernal, pero ya sin el afán de solo pensar, al menos por ahora, en los triunfos deportivos, porque su mayor victoria la sigue teniendo: La vida.