El partido entre América de Cali y Atlético Nacional, disputado el domingo 15 de diciembre en el Estadio Pascual Guerrero, quedó marcado por lamentables hechos de violencia que opacaron el espectáculo deportivo y dejaron un saldo preocupante de 30 personas heridas, entre ellas tres policías.
La violencia se impuso en el Pascual Guerrero
La final de la Copa BetPlay 2024, que tenía a dos de los equipos más históricos del fútbol colombiano como protagonistas, se convirtió en un escenario de caos. En el minuto 85, con el marcador empatado sin goles, hinchas de la barra brava Barón Rojo Sur invadieron el terreno de juego, derribaron vallas de seguridad y atacaron a miembros de la fuerza pública con bengalas y fuegos artificiales.
Los disturbios no solo obligaron al árbitro a suspender el partido antes de tiempo, sino que también arruinaron la despedida del capitán de América, Adrián Ramos, quien había anunciado previamente su retiro. Lo que debía ser una celebración para el equipo campeón terminó con Atlético Nacional recibiendo el trofeo en los camerinos, una medida sin precedentes tomada para garantizar la seguridad de los jugadores y oficiales.
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Saqueos y vandalismo en los alrededores
El caos no se limitó al estadio. En los alrededores del Pascual Guerrero, especialmente en la avenida Roosevelt y el barrio San Fernando, se registraron saqueos a establecimientos comerciales y daños en vehículos. Videos difundidos en redes sociales muestran cómo un grupo de personas rompió puertas para ingresar a locales y robar mercancía.
La Policía Metropolitana de Cali desplegó un operativo para controlar la situación, logrando restablecer la calma cerca de las 6:49 p.m., según informaron las autoridades.
Pronunciamientos de rechazo y medidas de las autoridades
El alcalde de Cali, Alejandro Eder, calificó los hechos como “inaceptables” y anunció una recompensa de hasta 30 millones de pesos por información que permita identificar y judicializar a los responsables. “No voy a permitir que la violencia empañe el fútbol ni la convivencia en Cali. Los responsables serán identificados y judicializados”, afirmó el mandatario en su cuenta de X.
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Por su parte, la Dimayor emitió un comunicado condenando los actos violentos y respaldó la decisión de entregar el trofeo en los camerinos para preservar la seguridad de los jugadores y asistentes. Además, pidió a las autoridades aplicar sanciones ejemplares a las barras responsables.
El concejal Roberto Ortiz y la senadora Norma Hurtado también rechazaron enérgicamente lo sucedido. Hurtado recordó la importancia de aplicar con rigor las leyes que regulan el uso de pólvora, ya que fue utilizada como arma de agresión durante los disturbios.
Impacto en el fútbol y en la comunidad
Los desmanes dejaron una profunda tristeza entre los jugadores, aficionados y habitantes de Cali. Las imágenes de vandalismo y violencia no solo dañaron la reputación del fútbol colombiano, sino que también generaron pérdidas materiales y afectaron la seguridad de la ciudadanía.
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El evento resalta la urgente necesidad de fortalecer las medidas de control en los estadios y de promover una cultura de convivencia en el deporte. Con las investigaciones en curso y la promesa de sanciones contundentes, queda la esperanza de que este episodio sirva como un punto de inflexión para evitar que la violencia siga siendo protagonista en el fútbol colombiano.
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