Una explosión en el aeropuerto Camilo Daza que dejó tres personas muertas, un atentado en el municipio de Cácota en el que murieron dos policías y otro ataque contra un CAI en Cúcuta en donde resultaron heridos dos menores de edad, todos estos hechos en las últimas horas, reflejan como día a día se agrava la situación de orden público en Norte de Santander.
El atentado más reciente y que ha despertado el rechazo de todo el país, se registró esta mañana, según reveló el ministro de Defensa, Diego Molano cuando “un individuo trató de saltar la reja del Aeropuerto Camilo Daza de Cúcuta con un artefacto y al caer falleció al explotar una carga”.
Esta primera explosión de acuerdo con las autoridades se produjo a las 5:20 de la mañana, en uno de los potreros de las zonas verdes contiguas a la malla cercana a una de las plataformas del aeropuerto.
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Minutos más tarde, llegaron unidades especializadas de antiexplosivos de la Policía, realizando todos los protocolos de seguridad sobre el área, rastreo, y a las 6:30 de la mañana encontraron un artefacto sospechoso, que explotó a las 6:40 causándole la muerte a los los intendentes, William Bareño Ardila y David Reyes Jiménez, explosivistas de la Policía.
Tras este hecho, las voces de rechazo no se hicieron esperar. Uno de los primeros en pronunciarse fue el presidente de la República, Iván Duque quien repudió este hecho y dijo que “esta es la reacción que tienen los cobardes del terrorismo ante los golpes que ha venido asestando la Fuerza Pública y vamos a seguirlos golpeando, vamos a seguir quebrando todas esas estructuras del narcotráfico y el terrorismo en nuestro país”.
Jairo Yáñez alcalde de Cúcuta, quien estaba a esa hora en el terminal aéreo, también se pronunció frente a lo que sucedió y dijo que la institucionalidad no será vulnerada nunca por un atentado terrorista “por el contrario son hechos que nos deben fortalecer para seguir trabajando unidos por nuestra ciudad”.
Bajo esta misma línea hablaron la Procuradora, Margarita Cabello, y el defensor del Pueblo, Carlos Camargo, quienes hicieron un llamado a las autoridades para trabajar de manera articulada para esclarecer lo que sucedió.
En el ministro de Defensa, Diego Molano, la cúpula militar y el director de la Policía , Jorge Luis Vargas, revisaron el área donde se presentaron las explosiones en el aeropuerto, y en estuvieron en el consejo de seguridad con las autoridades territoriales.
No es un hecho aislado
Lo que sucedió en la madrugada de este martes en el aeropuerto Camilo Daza es la suma de varias acciones terroristas que se han venido presentando en el departamento, en los últimos meses.
Uno de estos hechos ocurrió el pasado 15 de junio contra la Brigada 30, cuando una camioneta explotó en su interior dejando 36 personas heridas.
Tan solo unas semanas después el helicóptero en el que se desplazaba el presidente, Iván Duque, fue blanco de un ataque el 25 de junio de este año, cuando aterrizaba en el aeropuerto Camilo Daza y donde viajaban el ministro de Defensa, Diego Molano; el ministro del Interior Daniel Palacios y el gobernador de Norte de Santander, Silvano Serrano.
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En este departamento también se presentó el asesinato de dos menores de edad en Tibú, quienes habían entrado a robar en un local de ropa, el pasado mes de octubre, por parte de las Disidencias en una especie de justicia por mano propia.
En las últimas semanas en este departamento se ha reportado el secuestro del soldado Jeison Martínez Tapias, quien sigue en cautiverio, el asesinato del cabo segundo Cristian Oliveros Preciado, el soldado profesional Jesús Alfonso Carrillo Zabala y el soldado profesional Yeisson Doncel Doncel, en la vereda Campo Alegre del municipio de Teorama, Norte de Santander, el asesinato de dos hombres que fueron encontrados con carteles de ladrones en Tibú y el asesinato del patrullero Samir Enrique Velillas Guerra de 28 años, cuando fue sorprendido por presuntos guerrilleros quienes le dispararon a él y a su compañero Jesús Martín García Celis, quien resultó gravemente herido, en el municipio de Cácota.
¿Qué está pasando?
De acuerdo con Jorge Mantilla, director de dinámicas de conflicto de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), para explicar estos hechos hay que tener en cuenta dos aspectos que han venido deteriorando la seguridad en Norte de Santander.
El primero de ellos es la reactivación de diferentes conflictos armados en el Catatumbo, particularmente haciendo presión sobre la zona rural de Cúcuta, en lo que tiene que ver con la ofensiva del ELN, sobre los Rastrojos y otros grupos armados.
“Esta ofensiva del ELN en el Catatumbo ha generado un repliegue de diferentes actores y estructuras, como por ejemplo los Rastrojos, los Pelusos, las propias Autodefensas Gaitanistas de Colombia hacia las zonas periféricas de Cúcuta, generando un aumento de la violencia”, explica el director de dinámicas de conflicto de la FIP.
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El segundo factor a tener en cuenta, según Mantilla, es el deterioro asociado al cierre de la frontera colombo-venezolana, lo que generó un escenario de oportunidades para grupos armados, entre ellos el frente 33 de las FARC, que se ha consolidado militarmente y que ha venido avanzando por toda la zona de frontera, incluso hasta el área metropolitana de Cúcuta.
“En este contexto es el en que se han producido una serie de ataques terroristas desde mitad de año. Entonces lo que tenemos es un recrudecimiento asociado a las disputas del crimen organizado. Por un lado, al incremento de la presencia de estructuras y milicias del ELN y el frente 33 sobre Cúcuta y una intención clara de afectar a la Fuerza Pública, lo que converge con la situación de seguridad ciudadana en Cúcuta”.
Por su parte, Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, va más allá y dice que la mayoría de estos atentados son obra del frente 33 en una lógica de guerra contra el estado, mientras que los otros grupos están más enfocados en el narcotráfico.
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Agrega que las autoridades aunque anunciaron en los últimos meses la activación del Comando Específico de Norte de Santander para mejorar la situación en el departamento, este no ha dado resultados, porque “no tiene control territorial en la zona, la gente en los territorios dice que el control real lo tienen los grupos armados, porque el Ejército y la Policía solo tienen control en las cabeceras municipales, porque cuando salen a las áreas rurales no tienen control de nada”.
Añadió que mientras el Estado siga pensando en la lógica de combatir cabecillas, que es una lógica de los 80 y 90 y no se de cuenta de la transformación del conflicto la situación no va a mejorar.
Colprensa