El país entero empezó la celebración desde muy temprano aquel 21 de octubre de 1982
Cuando alguien es reconocido con un Premio Nobel no es solamente una distinción individual, sino que todo el país al que pertenece el ganador siente el orgullo propio de la ocasión, así como Colombia con el Premio Nobel de Literatura de Gabriel García Márquez. El 21 de octubre de 1982 empezó a ser un día importante desde muy temprano. La noticia de “Gabo” llegó a los hogares colombianos mientras prácticamente se servía el primer café.
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Como contó el periodista Ramiro Guzmán Arteaga a Colprensa: “Ese día el país se alborotó de júbilo desde las seis de la mañana con la noticia de que Gabriel García Márquez había ganado el Premio Nobel de Literatura”. “La decisión de los 18 jurados vitalicios de la Academia de Letras de Suecia había sido unánime. Las reacciones de satisfacción se dieron en cadena en todo el mundo”, prosiguió. “¡Urgente, urgente. García Márquez Premio Nobel de Literatura 1982!, decían las casi 350 emisoras que operaban entonces en el país”, exclamaron los medios de comunicación con mayor inmediatez de ese momento. El reconocido comunicador social también dijo a AFP sobre ese día: “Sin exageración, Colombia se convulsionó. Las gentes copan los sistemas telefónicos y unos y otros se encargan de sorprender a sus amigos en el país y el exterior con la buena nueva”. Ramiro Guzmán Arteaga hizo énfasis en la importancia que tuvo este acontecimiento para los colombianos e hizo una curiosa comparación. “Los ganadores de años anteriores, incluidos de otros continentes, exceptuando un poco a Pablo Neruda (1971), habían pasado casi desapercibidos, solo se habían sentido en círculos literarios, académicos e intelectuales”, manifestó. “El de Gabo no, pues pasó los límites de la intelectualidad. El Nobel se sentía en las calles, en los mercados, en los parques, en los prostíbulos; los taxistas en Barranquilla hacían sonar sus pitos como cuando el Junior gana un clásico”, asegura sobre aquella inconmensurable alegría.Puedes leer: Gabriel García Márquez y el singular homenaje en vidrio que recibió en Cartagena
“Y cuando los taxistas en Barranquilla hacen sonar sus pitos, espontáneamente, sin consultarle a nadie, es porque el homenaje es merecidamente popular”, se animó a decir sobre las manifestaciones que se vivieron en las calles.